Dulce hogar sin estilo, fabricado
de un solo golpe y de una sola pieza
de cera tornasol. Y en el hogar
ella daña y arregla; a veces dice:
«El hospicio es bonito; aquí no más!»
¡Y otras veces se pone a llorar!

Y el Alma se asustó
a las cinco de aquella tarde azul desteñida.
El labio entre los linos la imploró
con pucheros de novio para su prometida.

El Pensamiento, el gran General se ciñó
de una lanza deicida.
El Corazón danzaba; más, luego sollozó:
la bayadera esclava estaba herida?

Nadal Fueron los tigres que la dan por correr
a apostarse en aquel rincón, y tristes ver
´los ocasos, que llegan desde Atenas.

No habrá remedio para este hospital de nervios,
para el gran campamento irritado de este atardecer)
Y el General escruta volar siniestras penas
allá …………………………..

en el desfiladero de mis nervios!

Amada no has querido plasmarte jamás
como lo ha pensado mi divino amor.
Quédate en la hostia,
ciega ,e impalpable
como existe Dios.
Si he cantado mucho, he llorado más
por ti oh mi parábola excelsa de amor,
Quédate en el seso
y en el mito inmenso
de mi corazón!
Es la fe, la fragua donde yo quemé,
el terroso hierro de tanta mujer;
y en un yunque impío te quise pulir.
Quédate en la eterna
nebulosa, ahí
en la multicencia de un dulce noser.
Y si no has querido plasmarte jamás
en mi metafísica emoción dé amor,
deja que me azote
como un pecador.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha…
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico… Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben… Y no saben
que la luz es tísica,
y la Sombra gorda…
Y no saben que el Misterio sintetiza…
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

Hay, madre, un sitio en el mundo, que se llama París. Un sitiomuy grande y lejano y otra vez grande.

Mi madre me ajusta el cuello del abrigo, no porque empieza a nevar,sino para que empiece a nevar.

La mujer de mi padre está enamorada de mí, viniendo yavanzando de espaldas a mi nacimiento y de pecho a mi muerte. Que soydos veces suyo: por el adiós y por el regreso. La cierro, alretornar. Por eso me dieran tánto sus ojos, justa de mí,in fraganti de mí, aconteciéndose por obras terminadas,por pactos consumados.

Mi madre está confesa de mí, nombrada de mí.¿Cómo no da otro tanto a mis otros hermanos? AVíctor, por ejemplo, el mayor, que es tan viejo ya, que lasgentes dicen: ¡Parece hermano menor de su madre! ¡Fuereporque yo he viajado mucho! ¡Fuere porque yo he vivido más!

Mi madre acuerda carta de principio colorante a mis relatos de regreso.Ante mi vida de regreso, recordando que viajé durante doscorazones por su vientre, se ruboriza y se queda mortalmentelívida, cuando digo, en el tratado del alma: Aquella noche fuidichoso. Pero, más se pone triste; más se pusiera triste.

—Hijo, ¡cómo estás viejo!

Y desfila por el color amarillo a llorar, porque me halla envejecido,en la hoja de espada, en la desembocadura de mi rostro. Llora demí, se entristece de mí. ¿Qué faltahará mi mocedad, si siempre seré su hijo? ¿Porqué las madres se duelen de hallar envejecidos a sus hijos, sijamás la edad de ellos alcanzará a la de ellas? ¿Ypor qué, si los hijos, cuanto más se acaban, másse aproximan a los padres? ¡Mi madre llora porque estoy viejo demi tiempo y porque nunca llegaré a envejecer del suyo!

Mi adiós partió de un punto de su ser, más externoque el punto de su ser al que retorno. Soy, a causa del excesivo plazode mi vuelta, más el hombre ante mi madre que el hijo ante mimadre. Allí reside el candor que hoy nos alumbra con tresllamas. Le digo entonces hasta que me callo:

—Hay, madre, en el mundo un sitio que se llama París. Un sitiomuy grande y muy lejano y otra vez grande.

La mujer de mi padre, al oírme, almuerza y sus ojos mortalesdescienden suavemente por mis brazos.

¿Hablando de la leña, callo el fuego?
¿Barriendo el suelo, olvido el fósil?
Razonando,
¿mi trenza, mi corona de carne?
(¡Contesta, amado Hermeregildo, el brusco;
pregunta, Luis, el lento!)

¡Encima, abajo, con tamaña altura!
¡Madera, tras el reino de las fibras!
¡Isabel, con horizonte de entrada!
¡Lejos, al lado, astutos Atanacios!

¡Todo, la parte!
Unto a ciegas en luz mis calcetines,
en riesgo, la gran paz de este peligro,
y mis cometas, en la miel pensada,
el cuerpo, en miel llorada.

¡Pregunta, Luis; responde, Hermenegildo!
¡Abajo, arriba, al lado, lejos!

¡Isabel, fuego, diplomas de los muertos!
¡Horizonte, Atanacio, parte, todo!
¡Miel de miel, llanto de frente!
¡Reino de la madera,
corte oblicuo a la línea del camello,
fibra de mi corona de carne!

And at last, moving on to death´s dominion,
that acts in squadron, foregoing bracket,
and paragraph and brace, big hand and dieresis;
— why the Assyrian dais? Why the Christian pulpit,
the ardent ramrod of vandal furniture
or even less, this gravest retirement?

 Is it to end up,
tomorrow, in prototype of phallic display,
in diabetes and in white bedpan,
in geometrical face, in defunct,
that one needs a sermon and almonds,
that there are literally potatoes to spare
and this fluvial spectre in which gold burns
and in which the price of snow burns up?
Is it for this we die so much?
Do we have to die each instant
just to die?
And the paragraph I´m writing?
And the deistic bracket I´m hoisting?
And the squadron in which my helmet failed?
And the key that fits in every door?
And the forensic dieresis, the hand,
my potato, my flesh and, under the sheets, my contradiction?

 My lunacy, my wolfness, my lambness,
my rational horseness!
Dais, yes, my whole life; pulpit,
also, my whole death!
Sermon of barbarism: these pages;
gravest retirement: this slough.

 In this manner, pensive, auriferous, armful,
in two moments I will defend my prey
with my voice and also with my larynx,
and of the physical smell I pray with,
and of the instinct for immobility I walk with,
I will honour myself as long as I live — it has to be said;
and my botflies will engorge with pride
for I´m at the centre, and on the right
as well, and on the left, just the same.

   Vengo a verte pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos…
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!

   Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirá!

   Las jarcias; vientos que traicionan; vientos
de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
y quien habrá partido seré yo…!

Más acá, más acá. Yo estoy muy bien.
Llueve; y hace una cruel limitación.
Avanza, avanza el pie.
Hasta qué hora no suben las cortinas
esas manos que fingen un zarzal?
Ves? Los otros, qué cómodos, qué efigies.
Más acá, más acá!
Llueve. Y hoy pasará otra nave
cargada de crespón;
será como un pezón negro y deforme
arrancado a la esfíngica Ilusión.
Más acá, más acá. Tú estás alborde
y la nave arrastrarte puede al mar.
Ah, cortinas inmóviles, simbólicas…
Mi aplauso es un festín de rosas negras:
cederte mi lugar!
Y en el fragor de mi renuncia,
un hilo de infinito sangrará.
Yo no debo estar tan bien;
avanza, avanza el piel.

Yes, the Soul grew afraid
at five o´clock on that faded blue afternoon.
The lip implored it between linens,
pouting like a bridegroom to his bride.

Thought, the great General, strapped
on the sword of deicide.
The Heart was dancing; but then sobbed:
was the enslaved dancer wounded?

Not at all! It was just the tigers brushing by
while racing to post themselves in that corner
to watch sadly the sunsets arriving from Athens.

There´ll be no cure for this hospital of nerves —
great, irritated camp of this late afternoon!
And the General considers how to blow up the sinister pains
over there…

in the narrow defile of my nerves!