Han pasado los años
Se siente el estiaje
De los mares sobre la espuma
De esas aguas idas
Sombras en las páginas de la piel
Imágenes urgidas
Varadas en el muelle de los labios
Sin decirse
               Sin pronunciarse
Siempre de regreso
Como pedazos de papel
                            En el invierno
De la medianoche

Pasan también los días
Abriendo viejas heridas
Y oyendo caer
El esqueleto de múltiples relojes

Gritan los fantasmas
Agarrados del sombrero
                         De las estrellas
Orina la luna de reojo
                                Las calles
Donde habita lo póstumo
Y los domingos muerden el bolsillo
Como los ojos que cuelgan
             Del cielo
                         Como relámpagos

Pasan las horas
Con su ataúd de humo
Y jaulas con las mandíbulas
               Tiesas de los cuerpos:
Ácidas pupilas
Mejillas ya sin gritos
Vértebras soportando las agujas
              De la patria
              De la historia
Siglo de noche con jinetes
                             Agrietados
Y armaduras que sangran
En cada galope
Donde el mal incuba
            Y castra ilusiones

Bailan en la sangre los espíritus
Ahogan sus gestos
                           En los ciervos
Los ríos chorrean pájaros muertos
Días sin orgullo
Donde el luto
Siembra cometa de cauces
Y las sombras resplandecen
Como un “bosque azul”

Los minutos entretanto
Cantan a capella
El do  re  mi
                 Contra un follaje de moscas.

André Cruchaga
Septiembre 7 de 2003